Fire, Stars and Holes.

“La casualidad nos da casi siempre lo que nunca se nos hubiere ocurrido pedir”

1-1

 En los suburbios de New Jersey, el día se termina. Son las 7:30 de la noche, y en las pintorescas casas, las familias toman su cena, mientras que otros ven la televisión para quitarse el estrés del día. En una casa del lugar, acaban de recoger los platos. La cocina luce impecable. Tiene un piso con cuadros blancos y negros, y las paredes son amarillas. Una señora con cabello castaño corto que le llega a los hombros y ojos cafés se está secando las manos con una toalla que está colgada en una repisa. Una chica entra en la cocina con una jarra de agua en la mano. La chica tiene el cabello rubio más claro que el de su madre, y le llega debajo de los hombros. Pone la jarra sobre la barra de la cocina y suspira.

― Ya no queda nada en la mesa mamá. ― Anuncia y camina hasta su madre.

― Gracias ― dice la madre y se quita el delantal

― ¿Mamá?

― ¿Sí Louise?

― Pensaba salir…

― Bueno, avísanos cualquier cosa.

― Sí mamá. ― Dice Louise y sale de la cocina para ir por su bolso.

Toma sus llaves, un libro que dejó en el recibidor y sale. Cierra la puerta de su casa. Seguramente su padre estaría en su estudio, revisando las tareas de sus alumnos. Se encoje de hombros y se dirige a su auto. Entra al asiento del copiloto y se mira al espejo. Sus ojos verdes le devuelven la mirada, irónicos.

― Estabas a punto de pedir permiso para salir a tu mamá ― se dice. Ríe al pensar lo que le diría la gente de decirles que aún vive con sus padres a los 23 años. Que ya tenía que buscarse algo para ella. No es que no lo hubiera tenido, pero todos esos lugares habían sido temporales, en universidades. Apenas terminaba su maestría, y su última relación.

Pone en marcha el motor y hace su camino por las muy similares casas de su vecindario mientras piensa en esto. No podía estar en casa simplemente huyendo de todo. Sus padres no le dirían nada, pero ni siquiera su hermano menor vivía ya ahí. Además, odiaba estar tan vigilada.

― Buscaré algo el lunes. ― promete mientras vira para entrar a la carretera que da al mar. Pasados unos minutos, se estaciona y sale del auto con una manta que tenía allí, su bolso y el libro. Encuentra un buen lugar después de caminar un buen tramo por la costa de New Jersey, y se sienta.

Se echa la cobija encima y abre su libro. Odiaba leer los libros cuando había gente con ella porque siempre la interrumpían. Así que desde adolescente, iba allí a leer por las tardes cuando podía.

Y nunca había sentido miedo, ¿Qué podría pasar en New Jersey? Allí nunca pasaba nada. Además el lugar seguro que fue su casa al llegar una semana atrás se había vuelto hostigante. Pasan los minutos y el aire comienza a helar. Además de que la luz comienza a apocarse.

Louise entrecierra los ojos y los forza para seguir leyendo mientras castañea. Aún no quiere volver. No hay poder que la separe de Jane Eyre. No uno mortal, al menos.

Ohh baby, don’t you know I suffer?

Ohh baby, can you hear me moan?

Un estruendo la saca de su ensimismamiento y voltea hacia el frente, hacia los lados, a cualquier lugar buscando  su origen, pero con la oscuridad comenzando a cernirse sobre la costa, no logra ver nada.

Y sin aviso previo, unos segundos después observa una explosión que, en un instante la golpea con fuerza, haciendo su cuerpo rodar en la arena, dispersando todas sus cosas por la arena, destruyendo el libro. Después de unos metros, golpea contra una roca, y eso la frena.

Tarda un tiempo - ya que su cuerpo está engarrotado – pero, logra sentarse. Acto seguido, estira las extremidades para ver si tiene algo roto. Por suerte, no.  Las llamas que están a lo lejos, hacen que pueda ver con más claridad que hace unos momentos. Y Louise visualiza algo que la obliga a levantarse, e ir a ver. Debe haber alguien allí.

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You caught me under false pretenses,

How long before you tell the truth?

 Se le acaba el tiempo y la persiguen. Debió de haberlo imaginado: “El viaje había sido demasiado fácil”, se repite con sorna. Se golpearía de no estar piloteando su nave, esquivando a sus enemigos. Mira por el retrovisor, y observa que tiene a cuatro naves detrás de ella.

Decide hacer una maniobra evasiva para poder perderlos ahora que está en el cinturón de asteroides. Logra acelerar y dar una voltereta, con lo que pierde a tres de ellos pero el cuarto copia sus movimientos perfectamente. Golpea el tablero con frustración y enciende su otro propulsor pero, un sonido extraño invade la nave y comienza a vibrar.

Glaciers melting in the dead of night

And the superstars sucked into the supermassive…

 Reconoce perfectamente ese sonido. Le habían enseñado en el entrenamiento cómo funcionaba esta arma. Sólo le daba 2 opciones: salir al espacio en una capsula o explotar.

― ¡No, no, no! ― grita con frustración intentando apagar los mayores motores posibles, pero es tarde. La nave se sacude con fuerza, y entonces ella cambia de parecer. No la atraparían, no viva al menos.

Prende todos los motores y se dirige hacia la tierra en su pequeña nave. Acelera lo más que puede para estrellarse antes de que su nave explote, quizá pueda lograrlo. No ve a nadie tras ella y eso la hace sonreír. Seguro su perseguidor no esperaba que ella acelerara hacia la tierra y eso le daba ventaja.

La nave adquiría más y más velocidad al acercarse a la mancha café que debía ser la tierra firme. Intenta alejarse de los puntos de luz grandes, ya que esas debían ser ciudades, pero comienza a perder el control de la máquina. Así que cierra los ojos color ambarino  y espera estrellarse antes de explotar.

Cinco segundos.

Diez segundos.

Sube las piernas y las abraza contra su pecho mientras la nave atraviesa la atmosfera terrestre, sin saber si lo lograría o no. La nave va cada vez más rápido y comienza a calentarse.

Veinte segundos.

Veinticinco segundos.

Siente el fuerte impacto contra el suelo de la nave y como es echada hacia adelante, y protegida por el sistema de la nave contra choques. Una tenue luz verde la rodea, y la pega contra su asiento, que se agranda y le impide moverse.  Después de 5 segundos la presión desaparece. Abre los ojos y no puede observar otra cosa por el vidrio delantero que no sea el cielo estrellado.

Ignorando el dolor que siente en todo su cuerpo, a pesar de la protección, le da una patada a la puerta que esta a su lado. La puerta no cede, y su pierna le reclama su acción anterior. Con un par de lágrimas que corren por su pálida tez, se da valor:

― Vamos. ― declara y entonces da otra patada a la puerta, la cual sale desprendida.

Se obliga a salir de la nave y cae al suelo. Pero la textura  no es como ella esperaba, este es un suelo que se hunde un poco mientras ella se apoya. Respira entrecortadamente y mueve su vista a su brazo, donde una cortada que va desde el codo a la muñeca, comienza a cerrarse rápidamente. Pero aún no puede descansar, el suelo comienza a vibrar, por causa de la nave.

Así que busca la puerta que pateó un par de minutos atrás, palpando el oscuro suelo con las manos, y al fin la halla.  La toma, se arrastra un par de metros con ella, lejos de la nave.

Escucha un pitido y se cubre con la puerta, esperando la explosión, cuenta tres segundos y entonces…

“BOOM!”

La explosión se extiende en cuestión de instantes golpeando su improvisado escudo y calentándolo, así que se ve obligada a soltarlo.

― ¡Demonios! ― grita poniéndose pecho tierra, cierra los ojos y espera morir, o lo que fuera. Pero eso no sucede, en cambio escucha una voz. Abre los ojos y se arrastra buscando la fuente. Es una voz femenina. Llega hasta donde hay un muro de llamas y se detiene.

Se incorpora y puede vislumbrar a lo que parece una chica, y por fin entiende lo que dice.

― ¿Hola?, ¿Estás bien?

 Mira sus piernas, donde las quemaduras se hacen cada vez más pequeñas y su piel blanca vuelve a formarse. Se palpa la cabeza, dónde,  su corto pelo morado y lacio esta dirigido en todas direcciones.

― ¡Sí! ― grita en respuesta, y entonces oye una risa que hace que un escalofrío le recorra la espina.

I thought I was a fool for no one
but, ooh baby I'm a fool for you

― ¡Te sacaré de ahí! ― grita la chica y comienza a buscar algo

― Cree que puede ayudarte ― le susurra la voz fría que acaba de reír en su oído.

― ¡No! ― grita ella, y  siente un tirón que la obliga a voltearse. Para quedar frente a frente con unos ojos verdes de mirada penetrante. El miedo se apodera de ella, y da un paso hacia atrás haciendo que pueda verlo completamente. Desde sus ropajes verdes, y su armadura dorada, hasta su casco con dos cuernos largos que salen de él. Su amplia frente, su nariz afilada y su cabello oscuro. No es un rostro que pudiera olvidar fácilmente, y que la hacia estremecer.

― Tú… ― dice ella en un intento por salir de la parálisis pero simplemente se quedó mirándolo.

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― Me lo hiciste muy difícil, ¿sabes? ― Le dice él levantando lo que parecía una lanza con una esfera brillando con una luz azul intensa.

Sonríe al notar el miedo que le provoca, disfrutándolo e ignorando que las llamas a su lado están siendo apagadas. Alarga su mano y la pone en la mejilla de ella, haciendo que tiemble.  Retira la mano, y pone la lanza en su lugar.

― Ahora, irás conmigo ― le dice cambiando la entonación de la voz, sonando más grave y molesto.

― ¡No! ― oye un grito a su derecha, y descubre a la chica que estaba detrás del fuego lanzándole un pedazo de metal puntiagudo, que impacta en su cara.

― ¡Mortal estúpida! ― grita furioso, y la luz de la esfera se vuelve más intensa mientras le apunta. Esta a punto de borrarla de la faz de la tierra cuando, en un movimiento desesperado la chica del cabello morado golpea la lanza; que deja de apuntar a la chica que apagó el fuego, dirigiéndose ahora para arriba y haciéndolo caer.

Grita furioso, y la luz sale de la lanza en todas direcciones impactando a las dos chicas, y haciendo que caigan inconscientes en la arena. Se incorpora y observa a la chica que le lanzo el objeto. Su cabello dorado le recuerda a su hermano, y eso hace que ella le desagrade más.

Toma su lanza, y dirige la cuchilla con forma circular a su cuello.

― Nadie puede tocarme. ― declara con un brillo maniaco en los ojos mientras se prepara para hundir el cuchillo. Pero oye algo que lo hace detenerse, un trueno.

Como si lo hubieran atrapado, asustado, brinca hacia atrás y ve en todas direcciones. Al no ver nada, decide dejar a la mortal y tomar a la chica de cabello morado pero, otro trueno se escucha, y el rayo cae a 20 metros de él en una palmera que había allí.

Enojado más que nunca, busca la nave de dónde vino y se mete en ella, y pronto se pierde entre las nubes que se están formando en el cielo.

― Volveré por ti y por la chica, y la mataré. ―  declara mientras su cabeza comienza a maquinar un plan, para de una vez por todas, vencer a su hermano.

Oooh, you set my soul …

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 Bueno chicas lindas, ahí esta.

Se que es raro, pero mah...

Jitomatazos abajo por favpor.

Gracias, las quiero.